La atención es clave para el funcionamiento óptimo de las personas, facilitando la discriminación entre los estímulos y eventos relevantes e irrelevantes. Sin embargo, también pueden darse determinados problemas de salud relacionados con esta función cognitiva. ¿Qué es la atención? ¿qué tipos hay?¿qué tipos de alteraciones existen? Te lo contamos a continuación.
¿Qué es la atención?
La atención podría definirse como la capacidad de generar, seleccionar, dirigir y mantener un nivel de activación adecuado para procesar la información relevante. Dicho de otra forma, la atención es un proceso que tiene lugar a nivel cognitivo y que permite orientarnos hacia aquellos estímulos que son relevantes, ignorando los que no lo son para actuar en consecuencia.
Existen una serie de características que se encuentran implícitas en su definición, y que son importantes conocer para entender la importancia de esta función cognitiva. Entre estas cabe destacar:
- Amplitud: cantidad de información que podemos atender al mismo tiempo y cantidad de tareas que podemos realizar de forma simultánea. Hay que tener en cuenta que la atención es un recurso limitado y aunque se pueda atender a más de una cosa a la vez llegará un punto en el que no sea posible.
- Intensidad: también llamada tono atencional y es entendida como la cantidad de recursos atencionales que se prestan a un estímulo dado. Es decir, pueden darse fluctuaciones en el nivel de recursos que dirigimos a un estímulo determinado, pudiendo realizar tareas prácticamente sin prestar atención (tareas automáticas) y otras que exigen altos recursos atencionales (tareas controladas).
- Oscilamiento o desplazamiento de la atención: La atención alternada es la capacidad de poder cambiar el foco atencional de un evento a otro (atención alternada). Es decir, la atención alternada se produce cuando realizamos más de una actividad al mismo tiempo y ambas actividades demandan los mismos tipos recursos cognitivos, por lo que debemos cambiar el foco de una a otra, ya que atender a las dos al mismo tiempo no es posible.
El foco de atención o foco atencional puede dividirse según su dirección: externo (estímulos que proceden del entorno) o interno (estímulos que proceden del propio individuo); y según su amplitud amplio (permite percibir varios estímulos a la vez) o estrecho (el individuo realiza un filtro de los estímulos no deseados. Es decir, el individuo bloquea el resto de distractores para atender a una única tarea). - Control: la atención puede ser voluntaria o involuntaria. En la atención voluntaria o activa la persona debe realizar un esfuerzo mental para movilizarla, procesar la información entrante y mantenerla el tiempo necesario para posteriormente dar la respuesta más adecuada. Es decir, el individuo controla y regula los procesos cognitivos destinados a realizar una tarea mental. Por el contrario, existen estímulos que, por sí solos, son capaces de atraer nuestros recursos atencionales sin requerir ningún esfuerzo por nuestra parte, hablamos de atención involuntaria o pasiva.
La atención actúa entonces como un proceso cognitivo que permite en la vida diaria dirigir los recursos, actuando como un filtro o cuello de botella selectivo que nos permite enfocarnos en la parte relevante de la información. Esto permite dirigir la atención hacia la tarea para maximizar el aprendizaje y minimizar el cometer errores. Ver modelos de atención y de filtros de atención de Donald Broadbent y Anne Treisman.
¿Qué tipos de atención hay?
La atención es un concepto general, pero existen variantes en su denominación que hacen referencia a aspectos más concretos y detallados de la misma, se podrían entender como diferentes tipos de atención. Los tipos o clases de atención más conocidos son:
- Atención interna: capacidad para prestar atención a los propios procesos mentales u otros aspectos interoceptivos.
- Atención externa: atención captada por los estímulos externos y procedentes del entorno.
- Atención abierta: se acompaña de respuestas motoras que apoyan y facilitan el acto de atender, por ejemplo orientar la cabeza hacia el estímulo que queremos atender.
- Atención encubierta: permite atender a los estímulos sin la apariencia de que se esté llevando a cabo el acto.
- Atención selectiva o atención focalizada: capacidad para seleccionar y centrar la atención en un solo estímulo descartando otros irrelevantes que pueden interferir en el proceso.
- Atención dividida: capacidad de focalizar la atención en dos o más tareas al mismo tiempo. Por ejemplo, conducir y escuchar música al mismo tiempo.
- Atención sostenida: capacidad para mantener en el tiempo la atención y responder adecuadamente.
- Atención visual: capacidad de atender a los estímulos que se presentan en nuestro campo de visión. Se encuentra relacionada con aspectos espaciales.
- Atención auditiva: capacidad de atender a los estímulos percibidos a través del oído. Se relaciona con parámetros temporales.
En el Manual de psicología de la atención: una perspectiva neurocientífica (Biblioteca de psicología) podemos profundizar en los tipos de atención según taxonomías como el tipo de modalidad sensorial, según la amplitud y modalidad, según la actitud del individuo, entre otros.
¿Cuáles son los factores determinantes de la atención?
Existen múltiples factores determinantes que pueden afectar al funcionamiento de la atención y pueden definir a qué estímulo se va a dirigir la atención. Estos pueden ser externos o internos:
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Factores externos (determinantes externos): proceden del entorno y favorecen o dificultan la concentración sobre los estímulos relevantes. Algunos son:
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Intensidad: cuanto más intenso es un estímulo (potencia del estímulo) más probabilidad existe de que le prestemos atención.
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Tamaño: a mayor tamaño del estímulo más recursos atencionales atrapa.
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Movimiento: estímulos en movimiento captan más la atención que los que permanecen estáticos.
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Novedad: estímulos más novedosos o raros atraen en mayor medida nuestra atención.
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Cambio: si aparece un estímulo diferente que rompe con la dinámica, nuestra atención se dirigirá al nuevo estímulo.
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Color: los estímulos que presentan color son más llamativos que aquellos que presentan tonos blancos y negros.
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Contraste: aquellos estímulos que por su contraste destaquen entre un conjunto llamaran más nuestra atención.
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Carga emocional: tanto los estímulos positivos como negativos atraen la atención en mayor medida que los neutros.
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Factores internos (determinantes internos): proceden del propio individuo y por tanto dependen de cada persona. Algunos son:
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Intereses: nos concentramos más sobre aquellos estímulos que son de nuestro interés.
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Emoción: los estímulos que provocan emociones de mayor intensidad atraen en mayor medida nuestra atención. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, los estados de ánimo positivos contribuyen a focalizar los recursos atencionales, pero los estados emocionales negativos dificultan la concentración.
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Esfuerzo requerido por la tarea: las personas realizan una evaluación previa del esfuerzo que requiere la realización de la tarea y dependiendo del mismo atraerá en mayor o menor medida su atención.
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Estado orgánico: depende del estado físico en el que se encuentre la persona, de forma que estados de cansancio, malestar, fiebre, etc. dificultarán la movilización de la atención. Si por el contrario, la persona presenta estados relacionados con la supervivencia como, por ejemplo, sed o hambre, aquellos estímulos relacionados con la saciación de estas necesidades atraerán en mayor medida los recursos atencionales.
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Curso del pensamiento: cuando el pensamiento sigue un curso determinado, basado en una ideas concretas, la aparición de algún estímulo relacionado con ellas captará nuestra atención.
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¿Qué patologías se encuentran relacionadas con la atención?
Existen diferentes patologías relacionadas con esta capacidad cognitiva, ya sea tanto por la alteración o funcionamiento inadecuado como por el aumento o déficit de atención.
Las categorías clásicas clasifican las distintas alteraciones de la atención en: aprosexias, hipoprosexias, pseudoprosexias, paraprosexias e hiperprosexias. A continuación, hacemos una breve descripción de cada uno de estos trastornos:
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Aprosexia: reducción máxima de la disposición atencional, ausencia total de atención.
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Hipoprosexias: disminución de la capacidad atencional. Dentro de esta categoría pueden distinguirse las siguientes:
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Distraibilidad: cambios bruscos o inestabilidad acusada de la atención.
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Labilidad atentiva emocional: inconstancia y oscilación en el rendimiento atencional.
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Inhibición: incapacidad para movilizar la atención.
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Negligencia: suele manifestarse el síndrome de negligencia que se caracteriza por inatención, acinesia (pérdida o falta de movimiento) y negligencia hemiespacial (se ignora la mitad del espacio que nos rodea).
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Fatigabilidad de la atención: agotamiento de la atención como consecuencia de factores cerebrales, es decir, por causas como traumatismos, tumores, procesos demenciales, etc.
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Apatía: dificultades para mantener la atención debida a condiciones como la fatiga extrema, la desnutrición, el sueño, etc.
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Perplejidad atencional: comparada con el resto de alteraciones cuantitativas, esta es considerada cualitativa y hace referencia a la incapacidad para lograr la síntesis del contenido de la atención, es decir, no se es capaz de atrapar la significación de los fenómenos.
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Pseudoaprosexias: falta de atención hacia el entorno a pesar de mantener conservada la capacidad.
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Paraprosexias: dirección anómala de la atención
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Hiperprosexias: focalización excesiva y transitoria de la atención.
A pesar de la variedad de alteraciones relacionadas con la atención, estas no suelen ser consideradas como uno de los signos o síntomas principales en el diagnóstico de las patologías mentales. Cuando se produce una alteración de la atención derivada por patología se suelen aplicar intervenciones de rehabilitación cognitiva, como por ejemplo se está haciendo en depresión mayor, niños con TDAH, o demencia leve.
La atención es una capacidad cognitiva que permite atender tanto a los estímulos ambientales como a los estados internos de cada uno, siendo un gran número los estímulos y eventos que solicitan nuestros recursos atencionales al mismo tiempo. Esta capacidad cognitiva es limitada y además, con el paso de los años, el estrés o determinadas patologías, entre otras causas, puede deteriorarse. Para hacer frente a estas dificultades y para atender a los estímulos relevantes del entorno existen diferentes estrategias que permiten entrenarla como, por ejemplo, la estimulación cognitiva, que hoy en día ya forma parte de las rutinas diarias de un alto porcentaje de la población (amplia información sobre la estimulación cognitiva en niños y adolescentes y adultos, mayores y ancianos). Nuevas tecnologías de estimulación, como Elevvo, se están actualmente utilizando para mejorar la atención sostenida, pero también la memoria de trabajo y la velocidad de procesamiento.
Actualmente existen talleres de estimulación cognitiva orientados a profesionales en los que se aprenden las diferentes actividades y ejercicios de estimulación cognitiva y cómo llevarlas a cabo.
Finalmente, hay diferentes formas de estimular cognitivamente como los juegos de brain-training, los cuadernos de estimulación o nuevas neurotecnologías, como Elevvo, tecnología basada en EEG para mejorar la atención sostenida y otras capacidades como la memoria de trabajo y la velocidad de procesamiento.
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