¿Qué son las emociones y los sentimientos?

¿Qué son las emociones y los sentimientos?

9 Min.
Ligera
Por El equipo de Bitbrain
7 de agosto, 2018

Las emociones son frecuentemente infravaloradas a favor de la razón, la que en teoría siempre nos dota de cordura para no acabar “metiendo la pata”. Parece que las emociones nos bloquean a la hora de tomar decisiones de forma racional, pero ¿es exactamente así? ¿qué dice la neurociencia al respecto?

Antes de los 90 el estudio del cerebro humano se focalizaba esencialmente en el pensamiento racional menospreciando las emociones. Se entendía que el primero era la función principal del cerebro y que las segundas bloqueaban esa función. Sin embargo, gracias al trabajo de neurocientíficos como Antonio Damasio y al desarrollo de nuevas técnicas de neuroimagen, se ha demostrado que las emociones son clave a la hora de tomar decisiones correctas, rompiendo así la dicotomía emoción vs razón, en la cual siempre se había visto a esta como algo superior.

Phineas Gage trabajaba como obrero en el sector ferroviario. Un día, una vara de hierro salió despedida atravesándole el lado izquierdo de la cara, pasando por detrás del ojo izquierdo y saliendo por la parte superior del cráneo. La vara le había extirpado parte del lóbulo frontal del cerebro, encargado de tareas relacionadas con el razonamiento, atención, planificación, secuenciación y reorientación de nuestra conducta.

Imagen del accidente de Phineas Gage que ayudó a saber que el lóbulo frontal está relacionado con las emociones y con el razonamiento

Sorprendentemente, Phineas sobrevivió a esta experiencia, pero, aunque pudo recuperar gran parte de sus funciones mentales, Gage ya no era Gage. Se había vuelto irascible, voluble, agresivo, sin capacidad para permanecer en las tareas e impaciente y, estos fuertes cambios de personalidad, le incapacitaron en gran medida para la vida en sociedad.

Elliot, un abogado de éxito, sufrió un tumor cerebral justo a la altura de la frente. La cirugía lo eliminó por completo, pero, aunque la operación salió bien, Elliot, al igual que Gage, también sufrió fuertes cambios en su comportamiento. Intelectualmente era tan brillante como siempre: su lógica, su memoria, su atención y las demás habilidades cognitivas no presentaban ningún problema. No obstante, gestionaba muy mal su tiempo, se perdía en detalles sin importancia y parecía haber perdido toda noción de las prioridades. Además, Elliot se mostraba totalmente indiferente con respecto a lo que le había sucedido y respecto a cualquier otro tipo de tragedias.

Durante años, Antonio Damasio investigó los casos de pacientes como Gage o Elliot [Ref.], cuyos daños en el lóbulo frontal no habían afectado a la memoria, lenguaje, atención o a otros procesos racionales fundamentales, pero sí a otros aspectos comportamentales vinculados con las emociones, como la motivación. Lo interesante de sus estudios es que este tipo de pacientes no eran capaces de actuar normalmente: no conservaban sus trabajos, no cumplían horarios, se distraían fácilmente, a veces pasaban mucho tiempo en tareas irrelevantes y en otras ocasiones eran incapaces de decidir en qué tarea enfocarse. Pero sobre todo, eran incapaces de tomar decisiones sencillas.

Así que, si bien es cierto que la falta de control sobre las emociones puede dar lugar a conductas poco convenientes, estos estudios demostraron que la ausencia de las mismas igualmente llevaba a una situación de conducta irracional en la toma de decisiones. Es decir, las emociones adquieren un papel fundamental en la toma de decisiones y en la conducta, siendo el motor que impulsa a la acción y que nos ayuda a su vez a seleccionar la conducta más idónea. Emoción y razón pues, navegan en paralelo y se necesitan mutuamente para poder asegurar un correcto funcionamiento, adaptación al entorno y responder a las demandas del mismo de forma adecuada.

Emociones, sentimientos y marcadores somáticos

Para explicar cómo influyen las emociones en nuestra toma de decisiones, es importante entender la diferencia entre emoción y sentimiento así como el significado del concepto de marcador somático.

Ya en 1884 el psicólogo William James propuso ideas revolucionarias sobre las emociones y los sentimientos [Ref.] que dieron lugar a grandísimas polémicas. En ese momento, se defendía la idea de que tras percibir un estímulo se crea una emoción y esta emoción nos lleva a reaccionar físicamente. Por ejemplo, si nos encontramos con un oso, sentimos miedo y ese miedo nos hace correr.

infografía que explica qué son las emociones y los sentimientos

Sin embargo, James entendía que, como respuesta a un estímulo o una experiencia, se desencadena primero una reacción fisiológica (cambio en la sudoración de la piel, respiración, pulso, etc.) y esta reacción era la causante de generar un sentimiento de emoción (evaluación cognitiva, social contextual y del entorno). Es decir, exagerando el ejemplo anterior, si nos encontramos con un oso, primero salimos corriendo y después sentimos miedo. En aquella época, las ideas de James no prosperaron pero, sin embargo, Damasio ha recuperado parte de ellas.

Las emociones son las reacciones neurofisiológicas desencadenadas por un estímulo interno o externo. El sentimiento es la autopercepción de una determinada emoción, es la expresión subjetiva de las emociones.

Según Damasio, lo que él denomina emociones primarias son las reacciones fisiológicas automáticas e innatas que, tal como proponía James, se producen ante un estímulo. Estas emociones, que también poseen los animales, son básicas para nuestra supervivencia porque nos permiten lograr algunos objetivos útiles como escondernos de un depredador o luchar contra un competidor. Sin embargo, el proceso continúa tras los cambios corporales que definen la emoción primaria. El paso siguiente es sentir la emoción vinculada al estímulo que la ha causado. A través de este proceso conseguimos una reacción más flexible basada en nuestras experiencias previas. Sentir la emoción nos permite:

  1. Conectar la emoción con el objeto o experiencia concreta que la provocó.
  2. Predecir la presencia de la emoción en un contexto concreto.
  3. Generalizar nuestro conocimiento y mostrar prudencia ante objetos/situaciones semejantes.
  4. Investigar el objeto/situación, descubrir lo vulnerable y explotar ese conocimiento.
  5. Generar nuevas reacciones emocionales más complejas, aprendidas y dependientes de factores y variables socioculturales (emociones secundarias).

Gracias al sentimiento de emoción, cuando nos encontramos con un oso en un zoo no salimos corriendo (lo que sería la reacción emocional primaria) sino que somos capaces de unir el estímulo (el oso) con la situación (el zoo) y quedarnos tranquilos viviendo la experiencia. Básicamente, nuestra supervivencia depende de que evitemos el peligro.

La manera en que las emociones y los sentimientos de emoción influyen en nuestra toma de decisiones se produce a través de los marcadores somáticos. Las emociones y sentimientos “marcan” las distintas opciones en nuestra toma de decisiones, ya sea como alarmas para prevenir opciones que puedan desencadenar emociones negativas o como invitaciones a aquellas que probablemente nos generarían emociones positivas. Los marcadores somáticos, por lo tanto, nos permiten, a partir de aprendizajes previos:

  1. Prever los resultados negativos o positivos a los que puede conducir una decisión.
  2. Disminuir a partir de esta previsión el número de opciones antes de que se inicie un examen coste/beneficio y un proceso racional de decisión.
  3. Y, con alta probabilidad, aumentar la eficacia y precisión en la toma de decisión final.

En los casos de pacientes como Elliot, al carecer de marcadores somáticos, la persona se queda encerrada en un círculo vicioso analizando de forma racional una decisión en teoría sencilla. Básicamente les falta el “empujón” emocional necesario para tomar la decisión.

Medición de emociones

 El papel fundamental de las emociones en la toma de decisiones humanas ha impulsado un interés cada vez mayor en poder medirlas de un modo objetivo (especialmente en el ámbito de neuromarketing). Tal y como hemos visto anteriormente, las emociones son el resultado de cambios o reacciones fisiológicas, por tanto, en principio podrían ser medidas y objetivadas.

Esto empieza a ser posible gracias a las nuevas tecnologías de imagen cerebral y biosensores que nos permiten medir, de un modo completamente objetivo, las reacciones fisiológicas humanas. Estas tecnologías pueden medir objetivamente reacciones fisiológicas como la dilatación de la pupila (eye-tracker), la conductancia de la piel (GSR), la actividad cerebral (EEG, fMRI) o la frecuencia cardíaca (ECG), entre otras.

Sin embargo, la decodificación y representación de las emociones no es algo sencillo. A la hora de hablar de modelos estructurales de representación de emociones podemos explicarlas a través de dos modelos predominantes: el modelo discreto y el modelo continuo de valencia-activación-dominancia [Ref.].

Modelo discreto de la emoción

Lo normal en nuestro día a día es referirnos a las emociones de un modo discreto: me siento alegre, tengo miedo, estoy satisfecho, etc. Sin embargo, si pensamos en esta representación vemos que tiene bastantes limitaciones.

El principal problema es si realmente existen emociones discretas universales (es decir, emociones cross-cultural). Parece que hay cierta aceptación sobre las emociones básicas propuestas por el psicólogo Paul Ekman (Miedo, Tristeza, Alegría, Ira, Sorpresa y Asco) tras comprobar que en distintas culturas (incluyendo tribus aborígenes en Nueva Guinea) existía el mismo modo de expresar facialmente estas emociones [Ref.].

En cualquier caso, estas seis emociones discretas son claramente insuficientes para capturar toda la riqueza emocional que los humanos poseemos y que tanto influyen en nuestras decisiones. Además, existen expresiones de emociones discretas en algunos idiomas que no tienen traducción a otros. ¿Realmente no poseemos esa emoción porque no hemos tenido la necesidad de desarrollarla o simplemente no hemos tenido la necesidad de expresarla? Todavía quedan muchas preguntas sin respuesta en el estudio de las emociones.

Modelo continuo de la emoción: valencia-activación-dominancia

La otra forma de representar las emociones humanas es utilizando el modelo continuo de valencia-activación-dominancia. La valencia representa el tono hedónico positivo-negativo; la activación representa el nivel de calma o excitación y la dominancia representa la percepción de control ejercido sobre el estímulo, que puede ser alto-bajo.

Si bien es cierto que éste no es el modo habitual de representar las emociones en nuestro día a día ya que a nadie se le ocurriría decir  “me siento con una valencia positiva alta y una activación alta” (modelo continuo) sino que más bien diría: “me siento eufórico”(modelo discreto), sí que es un modelo que se usa de forma muy habitual en el ámbito científico para representar la verdadera naturaleza de las emociones: nadie pasa de la alegría a la euforia de una forma brusca, es más bien un proceso continuo donde cada vez estoy más alegre y, finalmente, acabo sintiéndome eufórico.

tabla de las dimensiones continuas de las emociones

En cualquier caso, independientemente del modelo de representación emocional que utilicemos, es importante entender que a partir de que se registra el cambio fisiológico la decodificación a día de hoy se basa únicamente en correlaciones. Por ejemplo, la emoción de miedo correlaciona con el aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria. Además, si se hace un breve ejercicio de calibración se podrá observar también cómo una persona, en un momento determinado, reacciona cerebralmente al miedo. Esto nos podrá servir para, en ese momento en concreto, buscar correlaciones e inferir el miedo de esa persona a otros estímulos.

En definitiva, razón y emoción se necesitan mutuamente para que podamos tomar decisiones que nos ayuden a adaptarnos a nuestro entorno. Debemos tener en cuenta que solo con nuestro razonamiento o solo con nuestras emociones no sería posible dicha adaptación. Gracias a los últimos avances en la tecnología ya podemos medir objetivamente estas emociones y entender cómo las personas reaccionamos a los diferentes estímulos. Hoy en día, tenemos un campo abierto de investigación apasionante que nos permitirá seguir entendiendo mejor nuestro proceso de toma de decisiones y, en general, nos permitirá conocernos un poco más como seres humanos.

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